No estoy seguro de cuando empezaron las loterías, pero se que me tocó vivir en una época donde existe una fiebre por estas, por los premios maravillosos que ofrecen y la capacidad de cambiar nuestra vida.
La última de estas loterías es el Baloto -que tiene sus equivalentes en E.U y España -, pero que tiene este jueguito que es capaz de hacer santigüar a cuanta persona acaba de hacer su apuesta?.
Las loterías representan nuestra esperanza en un futuro mejor, en que alguien finalmente reconocerá todos nuestros esfuerzos y seremos premiados con un puñado de papeles que resolverán cuanto problema se le aparezcan. Es entonces cuando la lotería reemplaza al dios de siempre y se convierte en el nuevo genio de la lámpara, simplemente es necesario froterla un número desconocido de veces porque estamos seguros que mas temprano que tarde el genio saldra con todos sus millones para darles la felicidad tan anhelada.
De esta forma, el dinero ha llegado a tomar propiedad de unos de los últimos campos libres que quedaban, la fantasía; todos nuestros sueños girarán de ahora en adelante en torno al dinero, como obtenerlo, como aumentarlo, como robarlo y como gastarlo, pero alguna volveremos al pensamiento del disfrute?.
Eso es una consecuencia de la masificación de las loterías, ahora pensamos no en disfrutar sino en acumular, pero la gente se olvida que la acumulación de riqueza no compra la eternidad.
He llegado tan lejos porque me he apoyado en hombros de gigantes.
